Cultura

Grandes libros, pequeños lectores

Dragón, de Gustavo Roldán, Ilustraciones de Luis Scafati Buenos Aires, Editorial Primera Sudamericana, 2013

Por Cintia Pellegrini

Integrante de la ONG Jitanjáfora

Este libro desafía en varios sentidos al lector que está acostumbrado a leer las historias de Gustavo Roldán; historias sencillas y profundas a la vez, cargadas de humor y de un registro coloquial reconocible por todos, cuyos protagonistas son los animalitos del monte chaqueño, como el sapo, el mono, el piojo, el coatí, entre otros.

En este caso, la historia que cuenta Dragón no es lineal, se va tejiendo a través de los distintos apartados que nombran sentimientos, sensaciones y sueños vinculados con el personaje principal: el dragón. Lo novedoso de este libro es que Roldán ubica en su universo de animales autóctonos a un personaje exótico proveniente de la cultura oriental y lo hace funcionar como un ser más dentro de ese universo en donde reinan el amor, el juego, las palabras, los sueños, la libertad, en contraposición con el mundo del hombre, siempre presente pero distante, siempre alejado de lo esencial y lo verdadero.

Siguiendo la tónica de otros de sus relatos, que recrean mitos y leyendas aborígenes, este libro también puede leerse en clave mítica, ya que los dragones son los encargados, por ejemplo en el cuento “El día del dragón” de dar inicio a la jornada en la que conviven seres reales con otros seres imaginarios como unicornios y sirenas. El dragón, entonces, es el personaje que une todas las historias pero también le da paso a otros personajes provenientes de otros mundos, de otros relatos, de otros libros.

A nivel genérico también plantea un desafío, ya que podemos decir que los apartados nombran cuentos pero también esa prosa está cargada de recursos poéticos como la anáfora, la metáfora, la hipérbole, entre otros, que contribuyen a crear ese mundo mítico y mágico según los dragones y le dan un vuelo y una profundidad conmovedoras.

Un desafío aparte resultan las ilustraciones de Luis Scafati, que ya había acompañado la literatura de Roldán en otras oportunidades. Aquí se continúa con ese estilo aparentemente sencillo, con técnica de dibujo en blanco y negro con tinta china y con distintos matices de tonos grises que pueden ser leídos como un texto aparte.

Esa profundidad en las imágenes, sumado a la prosa poética de Roldán hacen de este libro un verdadero deleite para el lector, que seguramente se sentirá sorprendido e invitado a participar de una verdadera obra de arte integral. Este texto puede leerse junto con Bestiario y Bestiario de los seres mágicos.

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